Que diferente es la isla cuando te reencuentras con ella fuera de la voragine del "giri" del verano que la invade y la aturde.
La isla es diferente, se transforma se vuelve mas serena, mas tranquila, más simpática.Su luz es intensa, su calor te abriga cuando llegas del frío de la peninsula pero sobre todo su gente es diferente. Sus fiestas invernales los sacan a la calle a celebrar San Sebastian, patrón de Palma, que con sus "foguerons" y sus "torrades" inundan las plazas incluso de aquellas poblaciones que aunque no sea su festividad se unen a ella.
Siempre hay un momento para hacer una escapada y presenciar maravillas como sus puestas de sol
Puesta de sol en el Puerto de Andraitx
Un té junto a la playa con este espectáculo de vista es un privilegio
Ir de paseo por las calles de Palma siempre limpias y sin agobios es un placer, acercarte a la catedral, pasear por ella tranquilamente, detenerte a observar la capilla de Barceló, obra impresionante que es difícil plasmar en una mediocre fotografía por lo que es mejor tener grabadas las imágenes en la memoria.
Luces de invierno y sus "neules" todavía adornando el centro de tan majestuosa catedral
Incluso cuando paseas y ves cosas tan curiosas como el cochero del carruaje que a la espera del viajero mata el tiempo haciendo magnificas pompas de jabón que con sus irisados reflejos vuelan bajo el sol de una mañana invernal
Pasear por su muralla con las sombras y las luces
Final de enero. Ya empiezan a brotar los almendros, en este caso el almendro, parece que el invierno sea mas corto en las islas y empiece a respirarse primavera
Puesta de sol en la Punta de la Calma
Nos vamos de la isla con pena de dejar a los que queremos y vemos poco pero con esa paz y energía que te dan estos días pasados al calor isleño.
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