Últimamente creía que ya no quedaban pescadores en mi ciudad al haber hecho una remodelación del puerto, pero estaba equivocada. Bien es cierto que no hay muchos pero todavía quedan algunos que cada día a las 4,30 llegan a la cofradía con la pesca recogida entre sus redes rojas, verdes, lilas, blancas, grandes, pequeñas, con las nasas, los cabos, las anclas y todos los aparejos que acompañan a la pesca.
Entre sus redes y sus cabos se entrecruzan las cadenas que ayudan a subir la pesca al barco
y como si se tratara de una exposición de arte contemporáneo las puertas de sus tinglados aparecen como cuadros Rockianos
ha sido una tarde agradable pues descubrir que en una gran ciudad aún quedan estos oficios te hace pensar en que aun hay personas y no todo es artificial. Que suerte.
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